Des del diario digital La Vanguardia se ha publicado esta entrevista a Joaquim Elcacho dónde nos habla de un experimento realizado en California que confirma los daños provocados por el tiametoxam, incluso en dosis moderadas en las abejas.
«Biólogos de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) han demostrado por primera vez que un plaguicida ampliamente utilizado en agricultura, el tiametoxam, provoca daños importantes en la salud de las abejas de la miel, reduciendo significativamente su capacidad para volar. Durante los últimos años se habían realizado estudios en los que se apreciaba que las abejas expuestas a este insecticida de la familia de los neonicotinoides tenían dificultades para encontrar el camino de vuelta a sus colmenas.
Ahora, el equipo encabezado por el investigador Simone Tosi publica en la revista Scientific Reports (26 de abril) los resultados de un estudio de campo en el que se ha comprobado que los insecticidas con tiametoxam, utilizados frecuentemente en cultivos de maíz, soja y algodón, provocan daños neurológicos que impiden que las abejas pueden volar normalmente.
Las abejas afectadas por dosis moderadas de este producto no mueren de forma fulminante pero su salud queda afectada y no pueden alcanzar las colmenas, ni alimentarse con normalidad (lo que les provoca la muerte en pocos días). Para poner a prueba la hipótesis de que el tiametoxam afecta a la capacidad de vuelo de las abejas, los investigadores diseñaron y construyeron un túnel de vuelo; de forma que las abejas podían ser observadas con todo detalle.
Después de meses de pruebas y análisis de datos, los autores del estudio consideran demostrado que los niveles de exposición que soportan la abejas que viven en campos tratados con tiametoxam -que se encuentran por debajo de los niveles letales- provocan daños sustanciales en la capacidad de la abeja para volar.
Intoxicadas y perdidas
Las abejas expuestas a dosis moderadas de tiametoxam vuelan de forma errática y no alcanzan largos recorridos.
”Nuestros resultados proporcionan la primera demostración de que la exposición a este insecticida en dosis consideradas normales puede alterar la capacidad de las abejas para volar, específicamente perjudicando la distancia de vuelo, la duración y la velocidad”, ha indicado Simone Tosi. “La supervivencia de las abejas depende de su capacidad para volar, porque es la única manera de recolectar alimentos, y su capacidad de vuelo también es crucial para garantizar el cultivo y la polinización de las plantas silvestres”, recuerda este joven investigador.
La exposición a largo plazo al pesticida durante uno o dos días redujo la capacidad de las abejas de volar. La exposición a corto plazo aumentó brevemente sus niveles de actividad. Las abejas volaron más lejos, pero sobre la base de otros estudios, más erráticamente. ”Las abejas que vuelan más erráticamente a mayores distancias pueden disminuir su probabilidad de volver a casa”, dijo Nieh, profesor de la División de Ciencias Biológicas de la Universidad de California en San Diego.
Este plaguicida normalmente no mata abejas inmediatamente. Tiene un efecto más sutil, dijo Nieh.
”La abeja es un organismo altamente social, por lo que el comportamiento de miles de abejas es esencial para la supervivencia de la colonia”, dijo Nieh. “Hemos demostrado que una dosis sub-letal puede llevar a un efecto letal en la totalidad colonia.”
Las abejas desempeñan papeles fundamentalmente vitales en la naturaleza al proporcionar funciones esenciales del ecosistema, incluyendo la polinización mundial de cultivos y plantas nativas. La disminución de las poblaciones de abejas melíferas manejadas ha generado preocupación por los impactos futuros en el medio ambiente, la seguridad alimentaria y el bienestar humano.
Los insecticidas neonicotinoides son neurotóxicos y se usan en todo el mundo en diversas variedades de cultivos, incluyendo frutas y hortalizas comunes, a través de aplicaciones de pulverización, suelo y semillas.»